Ciudades inteligentes y gestión del agua.

Smart cities o ciudades inteligentes.

Cada vez se oyen más estos términos aplicados a la evolución de las ciudades. Pero, ¿qué significan?, ¿qué implican en cuanto a habitabilidad?, ¿en qué nos beneficia a los ciudadanos que las habitamos?

El término Smart city (ciudad inteligente o a veces también llamadas Ciudades 4.0) se aplica al concepto de ciudad sostenible, conectada y que utiliza la tecnología para gestionar de manera óptima el uso de la energía, los suministros, la gestión del agua, los recursos, el transporte y las comunicaciones entre otros servicios.

Se trata de usar las tecnologías de la información y comunicación (TIC) y el análisis de datos para hacer una gestión sostenible y más eficiente de los recursos, controlar el consumo energético y las emisiones de CO2 y aumentar el bienestar de los ciudadanos.

 ¿En qué actividades se aplican estas tecnologías?

Algunas medidas que ya tenemos disponibles en nuestras ciudades, orientadas a esos objetivos, son por ejemplo: las mediciones de la calidad del aire mediante sensores instalados en distintos puntos de la ciudad, el uso de paneles fotovoltaicos para las señales de tráfico iluminadas o en semáforos, las normativas que promueven el uso de coches eléctricos o de bicicletas en las ciudades, el alumbrado con farolas de luces led, los autobuses eléctricos para acceder a determinadas zonas urbanas, el uso de contadores inteligentes de agua y luz, así como medidas para el reciclado de los residuos o el reaprovechamiento de agua de lluvia y aguas usadas, entre otras.

 Ciudades inteligentes y gestión del agua

Las tecnologías y el “big data” también tienen aplicación en la gestión del agua (tanto para suministro como para el saneamiento) en las ciudades.

El objetivo es hacer un uso más eficiente y sostenible, desde el suministro, la recogida y transporte, el tratamiento y la reutilización del agua. Y de ese modo, reducir el desperdicio, proteger el medio ambiente y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos cuidando su entorno.

En la parte de suministro, se utilizan sistemas para monitorizar las redes de distribución como medidas preventivas, controlando los caudales y la presión, de modo que se pueda detectar de inmediato y actuar rápidamente en cualquier fuga o avería, evitando la pérdida de agua y la falta de suministro en una determinada zona.

También se utilizan sistemas de análisis de datos de consumo por diferentes áreas de las ciudades, para poder identificar patrones y aumentar la eficiencia del consumo de agua. Y sistemas digitales para tener la lectura de los contadores en remoto, lo que facilita el control del suministro.

Otra iniciativa es el uso del riego inteligente: a través de la información de datos meteorológicos y de sensores de humedad y necesidades de agua de las plantas, se controla el riego automatizado de parques y jardines, con el fin de no desperdiciar agua.

 En cuanto al saneamiento y la gestión de las aguas usadas, se utilizan tecnologías para el tratamiento de aguas residuales cada vez más eficientes, como avanzados sistemas de filtración o desinfección de agua con luz ultravioleta; sensores para monitorizar la calidad del agua en tiempo real, pudiendo detectar contaminantes o residuos que requieran un tratamiento inmediato; tratamiento y reutilización de aguas para riego de parques, para limpieza de calles o usos industriales, evitando el gasto de agua almacenada en embalses; o sistemas inteligentes para controlar los caudales de las aguas residuales.

 Qué aportamos desde Insituform a la gestión de ciudades inteligentes

En nuestra actividad de rehabilitación de tuberías mediante manga continua CIPP, contribuimos en estos aspectos:

-         Solucionamos problemas de fugas de agua, aportando mayor eficiencia a la gestión de un recurso escaso.

-         Evitamos filtraciones que pueden afectar a la calidad del terreno.

-         Evitamos desperdicio y generación de residuos, al poder dar una segunda vida a las tuberías enterradas.

-         La rehabilitación de tuberías mediante manga continua curada in situ consume menos energía y recursos que su sustitución mediante excavación de zanjas, además de reducir drásticamente las emisiones de CO2.

-         Es un sistema más eficiente en cuanto que ahorra costes y tiempos de ejecución, lo que le convierte en una solución rápida, eficaz y económica.

-         Nuestra rehabilitación de tuberías minimiza el impacto en el entorno, respetando los entornos naturales y el hábitat.

-         Minimiza el impacto en las personas, mejorando su bienestar en comparación con el sistema de zanjas.

-         Minimiza el impacto en el tráfico y en la actividad de las zonas afectadas.

-         La fabricación de las mangas con resinas procedentes de material reciclado de botellas de plástico aporta adicionalmente mayor sostenibilidad al reutilizar recursos a los que se les da un nuevo uso.

En resumen, aportamos soluciones más eficientes, seguras y sostenibles para prolongar la vida útil de las redes de tuberías de agua potable y saneamiento, asegurando una gestión eficiente de un recurso escaso: el agua.

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